Alianza Internacional exige a Chile dejar de financiar con fondos públicos la polémica industria del pulpo en cautiverio
En una carta enviada esta semana a la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID) y al Fondo de Fomento al Desarrollo Científico y Tecnológico (FONDEF), la Aquatic Animal Alliance –coalición que agrupa a más de 160 organizaciones nacionales e internacionales de bienestar animal, conservación ambiental, científicas y ciudadanas– exigió el cese inmediato de todo financiamiento público a proyectos de cultivo intensivo de pulpos en el país.
La misiva expresa serias preocupaciones éticas, ambientales y sanitarias asociadas a esta incipiente industria. En el plano ético, las organizaciones señalan que los pulpos son animales altamente inteligentes y sensibles que sufren severamente en condiciones de cautiverio, donde exhiben altos niveles de estrés, comportamientos antinaturales y canibalismo.
Medioambientalmente, alertan que la cría intensiva de pulpos genera una gran cantidad de desechos orgánicos y químicos que dañan los frágiles ecosistemas costeros. Además, su alimentación depende críticamente de proteínas provenientes de pescados capturados en el mar salvaje, lo que agrava el problema de la sobrepesca en lugar de solucionarlo, creando una cadena de producción insostenible.
El comunicado revela que, desde 1983, el Estado chileno ha invertido más de $2.400 millones de pesos en impulsar esta tecnología, incluyendo un proyecto reciente de la Universidad Austral de Chile que recibió $80 millones. Ante esta situación, las organizaciones hacen un llamado urgente a redirigir estos fondos públicos hacia la investigación y desarrollo de alternativas sostenibles, como proteínas de origen vegetal, cultivos celulares o proyectos de restauración de ecosistemas marinos, alineándose con principios modernos de sostenibilidad y ética.
Catalina López, representante de la Aquatic Animal Alliance, enfatizó que “Chile tiene la oportunidad de liderar con coherencia científica y ética, evitando impulsar modelos de producción insostenibles que replican los errores ya cometidos por la industria salmonera, cuyo daño ambiental está ampliamente documentado. El futuro alimentario debe construirse sobre bases responsables”.
La publicación concluye con una crítica directa: “Aún no aprendemos de los desastres de las salmoneras”, instando a las autoridades a no repetir el mismo patrón de colocar la producción intensiva por sobre el bienestar animal y la salud de los océanos.